Si para ti es importante reducir el sufrimiento, debes estar dispuesto a destruir lo que lo causa.
¿Qué causa el sufrimiento?
Apego, por ejemplo, a una persona, situación, placer sensual, objeto, vista, sentimiento o pensamiento.
No importa hacia dónde se dirige el apego: su existencia causa sufrimiento.
Entonces, si quieres reducir el sufrimiento y aumentar el bienestar general, debes destruir el apego.
La destrucción no es mala, sino una oportunidad para que lo viejo se renueve.
La destrucción es un trampolín que podemos pisar para ver qué sale de él.
Muchas personas se resisten al cambio que produce la destrucción porque temen pensar que sus vidas serán vacías y aburridas.
Al fin y al cabo ¿cómo sería una vida sin sufrimiento?
Las personas construyen su vida sobre el sufrimiento, que viven sin transformarlo dentro de sí mismas y sin experimentar una profundidad para la que no hay palabras.
Lo que podemos aprender de nuestros antepasados, por ejemplo, es cómo relacionarnos con los sentimientos que experimentamos a lo largo de nuestras vidas y que a menudo preferiríamos ni siquiera reconocer.
Necesitamos darnos cuenta de que hay belleza en todo, sólo podemos notarla si elegimos notarla.
Como el miedo, el estrés, la frustración y la preocupación no desaparecen, sino que se transforman, cabe destacar que somos capaces de transformarlo todo.
Por ejemplo, somos capaces de cambiar la forma en que nos relacionamos con las sensaciones.
La ira, el resentimiento, la tristeza, la frustración y el miedo pueden ser reemplazados por satisfacción, calma, felicidad, resiliencia y, lo más importante, la certeza de que no estás solo.
Utiliza constantemente las herramientas que tienes, amplía tus conocimientos a través de cursos útiles, rodéate de personas que se edifican mutuamente y no dejes que el mundo exterior te engañe.
"Somos tan indestructibles dentro de nosotros mismos como nos exponemos a la destrucción una y otra vez." - Pema Chodron