Cuando a una persona se le presiona el botón (algo le molesta), comienza a enojarse. No tú mismo.
Te frustras, no entiendes exactamente qué es lo que te molesta, lo evitas, fracasas y, de repente, todo se complica.
No te juzgues cuando te enfrentes a tus limitaciones (a menudo lo hacemos porque pensamos que hay algo mal con nosotros).
La mayoría de las terapias deben asumir que existe un problema que necesita ser resuelto o curado.
Esto funciona por un tiempo, pero ¿qué pasa cuando ya no tienes problemas?
Puede haber momentos en los que todo lo que alguna vez fue importante pierda completamente el sentido.
Está bien.
Aprendimos una increíble cantidad de cosas estúpidas. Hay algo que olvidar.
La transición entre el olvido y la recepción del conocimiento real es un proceso interminable.
Aprendes a estar presente. Entonces olvidas esto también.
¿Qué queda? Ni siquiera este momento.
Sólo un espacio infinito, incomprensible en el que todo es posible.
Este eres tú.
Si deseas leer contenidos como este, suscríbete al boletín de Proceso:
👉Suscríbete aquí
Todo puede aparecer en la nada.